Concentración del capital y desorden económico


Por un orden económico nuevo que organice la producción social según las necesidades sociales del siglo XXI

Sergio Reuben Soto

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Este año, según artículo del New York Times del 30 de octubre, http://nyti.ms/1QNj90L, las operaciones de compra-venta de empresas, conducentes a la concentración del capital en los Estados Unidos, alcanzaron casi el nivel del año 2007, record de este siglo. Esas operaciones se llevaron a cabo, sólo en ese país, por un valor de 3,19 millones de millones de dólares hasta septiembre, lo que indica que el monto total del 2015 puede superar el record mencionado antes.

Los sectores donde se llevó a cabo un proceso de concentración de capital mayor fueron el de la Energía y la Salud, especialmente Seguros y Farmacéuticos, pero están presentes en todos los principales sectores productivos y de servicios de la economía.

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Fuente: IMAA, Institute for Mergers, Acquisitions and Alliances http://bit.ly/1G3zCgV

El gráfico anterior aporta una perspectiva general del ingente proceso de concentración de capital llevado a cabo en el período 2007- agosto de 2015, y muestra también que el número y el valor de estas adquisiciones no tiene parangón en la historia del capital.

Como se ha venido señalando en este Blog Escudrojo, este proceso de acumulación y concentración de capital tiene el efecto de concentrar en menos empresas la producción de un sector y, consecuentemente, centralizar la propiedad de los medios de producción y trabajo a su disposición, en menos propietarios.Untitled

Ambos fenómenos, el de concentración y el de centralización del capital tienen consecuencias sustantivas en el funcionamiento del sistema económico capitalista.

La concentración en pocas empresas de la producción de un determinado sector, por ejemplo combustibles, transporte aéreo, distribución al por menor, etc., permite a las empresas supervivientes crear capacidades dominantes para controlar los precios, la calidad del pro­ducto, los plazos de entrega, así como la de establecer “barreras de entrada” que impiden el ingreso de firmas competidoras…, entre otras. De esta manera pueden determinar la oferta y la demanda del sector a su beneficio, como ha sido planteado teóricamente y demostrado empíricamente, por el ramo de la economía que estudian “los mercado imperfectos” (o reales).

Mientras que la centralización en pocas manos del capital hace que la riqueza de la sociedad y la capacidad de esa riqueza de generar más riqueza, estén supeditadas a las decisiones de cada vez menos personas, así, los intereses de esas personas ejercen una influencia cada vez más determinante en el uso que se haga de esa riqueza.

Ha sido reconocido por la literatura económica universal (por ejemplo en el World Economic Report del 2006, del Banco Mundial, p.8, passim) cómo el acaparamiento de tierras en los países subdesarrollados conduce a una distribución del producto social inequitativa, y a la conformación de una estructura económica desbalanceada. (Debe quedar claro a este punto, que el principal medio de producción y trabajo en estos países es la tierra, por su bajísima capacidad de formación y de acumulación de capital en sus formas más desarrolladas). Si ese fenómeno, reconocido históricamente por la teoría económica general y particularmente por la teoría del desarrollo, lo concebimos ahora en la forma más desarrollada del capital, esto es en el capital mercantil, industrial y financiero (en la misma medida que éstos implican propiedad de los medios de producción y apropiación privada de los excedentes), su concentración en pocas manos, como si fueran grandes “latifundios”, conduce inevitablemente a una distribución inequitativa de los excedentes y de las remuneraciones de los factores.marco2

El supuesto de los manuales de economía, de que la competencia en el mercado impide que estos fenómenos ocurran, es sencillamente eso, un supuesto; un supuesto que el desarrollo histórico del capitalismo se ha encargado de demoler.

Por una parte, la transformación del objetivo empresarial de la supervivencia en un mercado competitivo, propio de la fase competitiva del capitalismo, por el de la acumulación de capital para el dominio del mercado, en su fase monopolista, ha hecho que las empresas premiadas con una tasa de ganancia mayor a la media, utilicen el excedente así obtenido en adquirir capacidades que les permitan dominar en su sector.

Y, por otra, los tamaños de escala de las empresas para acceder a un mercado global, son tan grandes, comparados con los de los mercados nacionales, que requieren éstas, para lanzarse al mercado mundial, de conjuntar otras más pequeñas y débiles, contribuyendo así al proceso de concentración de capital mencionado.

El resultado final de estas tendencias es el desarrollo desproporcionado de los sistemas productivo y distributivo a escala nacional, creando sectores hipertrofiados de acuerdo a las reales necesidades de la sociedad y sectores más bien atrofiados de acuerdo a esas necesidades. De manera tal que ambos sistemas no terminan llenando las expectativas reales de la sociedad.

De acuerdo con esta explicación, que busca aclarar tanto el surgimiento de las crisis, su creciente profundidad y extensión en el tiempo, como el creciente clamor ciudadano por un sistema productivo más acorde con sus preocupaciones de igualdad y solidaridad, de conservación del eco sistema, de condiciones migratorias, de uso del tiempo, etc., al dominio del capital y de sus necesidades de acumulación, la sociedad debe ponerles coto. Hemos llegado al punto histórico en que “la mano invisible” de nuestro padre Smith, no reparte por igual.

El capital (la propiedad privada de los medios de producción y trabajo) ha encontrado el límite como medio de organizar la vida de las sociedades del siglo XXI; en tanto propiedad privada de tales medios que se apropia del excedente generado por el trabajo social, y determina su uso según los intereses de sus dueños. Éstos ya no son los que mejor administran esos recursos porque sus intereses ya no coinciden con los de los de la mayoría de la sociedad.Marco3

La regulación social, política, el control colectivo del excedente generado y de su uso aparecen cada vez, con más claridad, como la solución a la incapacidad del capital para organizar la producción social con el nivel de complejidad alcanzado por nuestras sociedades del siglo XXI. Así, nuestras sociedades están buscando –casi nos atrevemos a decir desesperadamente– los medios legales, políticos, sociales (los técnicos ya los poseen) para crear un orden nuevo con el cual regular socialmente la producción, uso y distribución del excedente productivo, que se ajuste mejor a sus necesidades…, mejor que los resultados que está dejando el capitalismo actual.

Otras entradas en este blog Escudrojo en las que se discute el tema de los efectos de la desigualdad generada por la propiedad privada del excedente social: (1), (2), (3), (4)

Acerca de sreuben

Economista y Sociólogo
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