Elementos para un nuevo modelo de desarrollo


Servio Escudrojo

Para retomar lo dicho

Nuestro comentario del 18 de mayo pasado, “No es que está agotado, es que nunca funcionó” lo terminábamos señalando la imperiosa y perentoria necesidad de llevar a cabo transformaciones estructurales en nuestro modelo de desarrollo actual. En este comentario, como lo habíamos prometido, propondremos las principales áreas –a nuestro modesto entender– en las que esas transformaciones deben llevarse a cabo para evitar el mayor deterioro del proyecto histórico del pueblo costarricense; ese proyecto de sociedad crecientemente igualitaria en la que la integración social estaba basada en una alta movilidad social, en crecientes oportunidades para el mejoramiento social y económico de todos los ciudadanos y ciudadanas.

El deterioro que sufrió este modelo producto de la aplicación del modelo neoliberal durante los últimos 30 años ha dejado una sociedad al hilo del colapso, ya no solo económico asociado a la crisis del mercado norteamericano, al que se le había apostado nuestro crecimiento, sino, más serio aún, al hilo del colapso social y político debido al rompimiento precisamente de una idiosincrasia fundada en una sociedad con amplias oportunidades de movilidad social. El estancamiento de la pobreza entre el 20 y el 25 por ciento de la población nacional en los últimos 30 años muestra cómo alrededor de una cuarta parte de los costarricenses hombres y mujeres, ha venido padeciendo, cuando menos, el vértigo de un descenso hacia condiciones de penuria, escasez, y degradación social, y cuando más, cientos de miles de ellos condenados a la exclusión social y a la miseria por espacio de todo ese período.

El rompimiento de las expectativas idiosincráticas resultó en una deslegitimación de las instituciones políticas y más aún, de aquellas sociales que constituían la estructura básica cohesionadora de la sociedad; derivando así en una sociedad más violenta, menos estructurada y menos gobernable.

Tres pasos hacia el bienestar

Proponemos tres áreas en las cuales implementar reformas estructurales para refundar las condiciones sociales, políticas y económicas que orienten el desarrollo y crecimiento de nuestra sociedad por el camino de la solidaridad, de la democracia y de la producción ecológicamente sustentada.

a) Reformas en el plano político

     Comenzamos por este plano, pero el o la lectora tendrá que tener presente que estas reformas deben articularse entre sí. Y mientras no haya la debida articulación entre ellas, habrán debilidades y falencias en el comportamiento general de la sociedad. La idea, sin embargo detrás de este proceso, es que el establecimiento de unas de ellas en alguno de los planos, político, económico y sociocultural, impulsa al sistema a generar reformas en la dirección deseada en el mismo y en los otros planos. Como adelante veremos, por demás, la democratización de la administración del poder público, dentro del modelo de sociedad que impulsarían estas medidas, permitirá una mayor participación de los ciudadanos en el ejercicio del poder público de manera que la actuación de Estado y sus agencias en el plano económico y sociocultural será llevada a cabo con mayores niveles de consenso ciudadano.

     En este plano político lo que se ha convertido en una necesidad es la ampliación de la democracia burguesa formal. La forma en que evoluciona en los últimos años la democracia representativa burguesa es en una especie de dictadura de los partidos políticos. El dominio y control virtualmente oligopólico de los puestos de representación ciudadana en los ámbitos de la administración del poder público llevada a cabo por el régimen de partidos en que se expresa dicho sistema político, está impidiendo desde hace ya mucho tiempo la debida representación de los intereses ciudadanos. Y, por otra parte, los altos costos en que ha redundado la actividad de escogencia de los representantes públicos está implicando, desde hace ya muchos años, el dominio de esta actividad por los grupos y clases sociales más ricos, con lo que el ejercicio del poder público queda descentrado en favor de los intereses de esas clases y grupos.

     Ante esta situación es necesario reducir el poder de los partidos políticos de escogencia de los representantes políticos y abrir las posibilidades de escogencia y elección de estos representantes, a nuevas instancias de organización de la sociedad; tales como grupos y asociaciones comunales, de congregación de nuevos intereses etc. Consecuentemente, es necesario la reforma de las tres instituciones fundamentales del sistema político democrático. Una reforma al poder legislativo y al código electoral, de manera que puedan acceder a él más representantes provenientes de otras organizaciones sociales independientes de los partidos políticos. Una reforma al poder judicial, de manera de abrir la administración de justicia a organizaciones y asociaciones ciudadanas debidamente formadas. Y una reforma al poder ejecutivo de manera de descentralizar realmente la ejecución de sus proyectos entre los poderes locales y municipales. Esas son las orientaciones generales de las reformas políticas.

b) Reformas en el plano sociocultural

     En este plano, al menos una reforma es de vital importancia en este momento crucial, la democratización de la propiedad de los medios de comunicación y de formación de opinión pública y la ampliación de la oferta informativa para la formación de una opinión pública más independiente y libre y más informada. La propuesta concreta es la creación de subsidios por parte del Estado para medios de comunicación asociados a grupos de ciudadanos con intereses indepen­dientes y alternativos a los que dominan a los grandes medios, y la fragmentación de la propiedad de aquellos medios de comunicación que alcancen niveles monopólicos de influencia.

     Entendemos que estas medidas no son sencillas de implementar, pero reformas en la dirección de regular desde agencias democráticamente constituidas la información al público, y el apoyo estatal y municipal de medios locales y regionales de información, contribuirán al objetivo de ampliar la oferta informativa y enriquecer su contenido.

c) Reformas en el plano económico

     En este campo es en el que se requieren reformas más urgentes y drásticas en cuanto que el poder económico ejerce una influencia notable y extraordinaria en los otros dos planos. De alguna manera, como ya adelantamos, de lo que tratan las reformas es que el “criterio político” o “la razón política” –ésta, claro está, debidamente construida– abra paso a la mejor distribución de los recursos entre la sociedad, de entre los actuales intereses de dominación económica.

     Las reformas en el plano de la actividad económica tienen el objetivo central de reducir la concentración de la propiedad de los medios de producción. Y en un segundo momento en la dirección de fortalecer la propiedad cooperativa y colectiva de los trabajadores, el desarrollo de la pequeña y mediana empresa, la inversión mixta empresa pública y privada, y la regulación de la inversión extranjera de manera de asegurar la inversión en nuestro territorio de la mayor parte de sus ganancias.

     Para iniciar esas reformas es importante la recuperación de la explotación estatal de algunas fuentes de riqueza común, esto es, la explotación estatal de recursos no renovables y recursos no alienables por su valor para la preservación de la vida (tanto física como cultural) de las próximas generaciones, que se encuentran en el territorio administrado por nuestra sociedad. Es ya notable, que la gestión de estos recursos estratégicos con criterios fundados en indicaciones de la tasa d ganancia, conducen a la concentración en pocas manos de la riqueza en ellos originada y a su utilización con fines de dominación política y social, cuando no terminan, despilfarrados en aventuras financieras especulativas. Su recuperación estatal en un nuevo ambiente de representación política como se pretende con las reformas en ese plano, permitirá su administración en función de nuevos intereses sociales, democráticamente decantados, socialmente responsables.

Estas ideas pretenden ser orientaciones para el establecimiento de las condiciones estructurales básicas de un modelo de desarrollo nacional acorde con la nueva realidad social, económica y política latinoamericana y mundial. La crisis económica actual es una crisis de enorme envergadura y de calado profundo, porque está enraizada en la naturaleza misma de las relaciones capitalistas, en el sino mismo de la acumulación de capital; la concentración y centralización del capital en pocas manos. La remoción de los obstáculos para restablecer un modelo de crecimiento acorde con las condiciones históricas actuales, por tanto, requerirá un esfuerzo ingente de transformación radical en los tres planos del acontecer social.

Acerca de escudrojo

Un libre pensador: Crítico de una sociedad en la que el capital organiza la vida Blog Escudrojo por Servio Escudrojo se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.Basada en una obra en http://www.escudrojo.wordpress.com.
Esta entrada fue publicada en Crisis del capitalismo, Economía global, Enonomía de Costa Rica, Política Costa Rica y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario