Competencia, Mercados y Crisis económicas


Análisis económico de las crisis contemporáneas y crítica al paradigma neoliberal

Contribución para el Blog Escudrojo de Sergio Reuben-Soto,

El siguiente es un resumen de la crítica al paradigma económico dominante que se hace en cinco artículos publicados desde el 2008 en revistas especializadas en ciencias económicas.

Debo señalar que esta crítica se originó con la crisis económica de las subprime en el año 2008,  la extensión de sus manifestaciones por casi una década y las dificultades teóricas del paradigma hegemónico de la ciencia económica para dar cabal explicación a éstas.

1.- Las discusiones preliminares

La fundamentación teórica de esa crítica se originó en sendos estudios sobre los principales elementos que caracterizan a la organización de la producción y distribución del producto social de las sociedades contemporáneas.  El primero, publicado en la Revista de Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica en el segundo semestre del año 2008 con el título “La crisis económica actual una visión desde la economía política” y el segundo publicado en esa misma revista, en el segundo semestre del 2012, con el título “Fundamentos hipotéticos para investigar la crisis económica contemporánea”.

El artículo del 2008 critica al estudio de la crisis financiera de esos años hecho por las corrientes económicas hegemónicas y plantea la necesidad de buscar nuevas vías de comprensión de los fenómenos económicos desde otras visiones.  En él se hace una exposición detallada del paradigma económico-social de “La Regulación” que incorpora, dentro de su modelo explicativo, la variable de la regulación de la economía no sólo por parte del Estado (como lo hace el keynesianismo), sino con manifestaciones y controles originados en las normas y costumbres de la convivencia social y de la comunidad internacional.  La crisis de las subprime, como se le conoce, —que requirió casi un decenio para alcanzar los indicadores de crecimiento previos— se explicaba desde este paradigma originada en un deterioro de la estructura socioeconómica de distribución de la riqueza.

Así, se concluye que las políticas económicas impulsadas en esa época (2008) por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional de “desregulación” de la economía, originaron una transformación de las estructuras económicas de los países, que resultó en una “crisis sistémica de desigualdad”.  Crisis originada en una tendencia ahora descontrolada hacia la concentración y centralización del capital, en el establecimiento de un equilibrio desproporcionado del sistema económico y en la incapacidad del mercado de regular eficazmente la remuneración de los factores de la producción.  Resultado: el rompimiento del proceso de acumulación de capital y la crisis de producción y distribución subsecuentes a la financiera.[1]

En el trabajo del año 2012, se buscó aclarar el origen de la concentración de la riqueza orientando la investigación hacia el estudio de los desarrollos teóricos en el campo de los mercados imperfectos y oligopólicos –cada vez más normales dentro de las estructuras económicas contemporáneas– y el funcionamiento de la firma en tales condiciones; y contrastar tales desarrollos con las teorías de la distribución del ingreso, particularmente entre los grandes agregados macroeconómicos del capital y el trabajo, y en general, entre los factores de la producción.

Con ese estudio se confirmó lo que ya había sido dicho por algunos economistas (pero sistemáticamente inadvertido por los modelos teóricos generales), la existencia de una inconsistencia entre la realidad del mundo de la producción y los supuestos que fundamentan el paradigma macroeconómico dominante. Y por lo tanto, debía aceptarse que las condiciones reales del sistema determinaban la formación de un equilibrio general que no podía menos que recurrir a un uso de los recursos escasos existentes injusto, desproporcionado y desquiciado de las necesidades sociales concretas. [2]

Finalmente, en un artículo publicado en la Revista de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica en el 2018, se presentó en forma general una discusión sobre los efectos en las naciones de las políticas económicas y sociales surgidas a la sombra del paradigma neoliberal.  En éste se asocian los eventos de ruptura de la cohesión social, violencia y migraciones entre otros, que han caracterizado los últimos años del primer decenio del siglo XXI y primeros del segundo (“el malestar de las naciones”) con las transformaciones sufridas por las estructuras sociales, económicas y políticas, impulsadas por múltiples gobiernos bajo el precepto paradigmático del neoliberalismo económico y lo que ahí se denomina como la globalización transnacional de la acumulación de capital. [3]

Con estas conclusiones entre manos, la extensión por una década de la crisis del 2008 se explica por las consecuencias generales originadas en la acumulación de capital desregulada, en el sentido amplio de regulación que se explicó en el artículo del 2008, y la conformación de estructuras de producción y distribución del producto social desequilibradas con relación a las necesidades reales de las sociedades.  No obstante que, en ese momento, aún parecían existir oportunidades sistémicas para reorientar por un camino distinto el desarrollo económico.

2.- Las discusiones siguientes

La decisión de la Sala IV en 2019, de declarar constitucional la Ley de Reforma Fiscal, basando su razonamiento en los peligros que asechaban la supervivencia de nuestra sociedad si no se tomaban medidas de política económica como las que se plantearon en esa ley, fue un impulso adicional para continuar la crítica antes iniciada; ahora con una mirada más política, al advertir el alcance hegemónico del paradigma económico y sus efectos en otras dimensiones de la vida social.

Así, se empezó a plantear esta crítica con el análisis de la reciente historia del pensamiento económico señalando “la complicación” de sus modelos para poder explicar las contradicciones que presentan con los fenómenos económicos contemporáneos.  Con ese trabajo quedó clara la naturaleza paradigmática (a lo Khun) del modelo económico dominante (la construcción y defensa de éste por investigadores influidos por grupos de presión y de poder), sus limitaciones explicativas y los efectos adversos que tienen sus políticas sobre otras dimensiones sociales, tales como la naturaleza del empleo, la cohesión social, la distribución del ingreso nacional, la movilidad social, entre otras.[4]

El señalamiento que se hizo en esa ocasión fue la limitación ideológica de los magistrados que dieron por única y válida la perspectiva económica que señalaba los alcances de la ley de Reforma Tributaria como los que impedirían el colapso económico y social del país, sin pedir consulta con otros expertos que proponían opciones alternativas de política.

En el artículo del 2019 se pasó a estudiar con mayor cuidado los principales elementos del proceso de acumulación de capital y cómo conducen, con la obstinación que crea en el dueño del capital la incertidumbre sobre sus privilegios, hacia particulares formas de dominio de la competencia en los mercados; observando cómo, en el marco de la apropiación privada del excedente, esta acumulación se expresa en el imperativo de maximizar la tasa de ganancia.  La razón que orienta el comportamiento económico debe seguir la lógica de dominar la competencia eliminado a sus competidores con una tendencia ineludible hacia la concentración del capital (y la riqueza) en pocas manos.

Se formula así la hipótesis de la constitución de “excedentes redundantes” (sobre las “necesidades estructurales” de riqueza) que crean las empresas dominantes para ejercer dominio de mercado y de ese modo someter (en el artículo “endogenizar”) la competencia, generando estructuralmente, un equilibrio espurio entre las remuneraciones a los factores de la producción y los aportes reales de éstos al valor agregado.  Y donde el capital, como un factor de producción, inevitablemente se ve privilegiado por la forma en que su valor es asignado en el mercado.

El sistema de distribución capitalista del producto social aparece entonces marcado entre otros factores, por el poder de negociación de la estructura institucional y de las condiciones de dominio de los mercados.  Y deja a la perspectiva economicista de la propuesta neoliberal y de los mercados libres como lo que es, un paradigma económico más, impuesto y sostenido por unos grupos de poder y por los interesados en presentarlo como un modelo exitoso, justo y equilibrado.  Pero forjador de un nivel de hegemonía tan alto, que ha logrado ya, crear una racionalidad social que obedece a las necesidades de la acumulación de capital.[5]

Finalmente, para cerrar teóricamente el trabajo del artículo del año 2019, el año pasado (2020) se publicó un artículo en la revista de Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica, con un título que confronta dos realidades distintas: “Racionalidad capitalista y principio económico”.  En él se contrapone la naturaleza de la racionalidad capitalista y sus resultados, con los axiomas del principio económico, definidos en los principales manuales de economía, y que fueron los que pensaron alcanzar también los fundadores de la disciplina cuando elaboraron los principios de la ciencia económica: “el uso de los recursos escasos de la manera más eficiente y eficaz, para llenar las necesidades de la sociedad”.[6]

En él se desvela, cómo el objetivo de la acumulación de capital paulatinamente construye y define una particular racionalidad que domina la acción del agente económico.  Racionalidad que influye a su vez en el marco de condiciones socioeconómicas que disponen la toma de decisiones en las sociedades contemporáneas.  Pero que, mientras la acumulación de capital no alcanza niveles que facultan a algunos agentes a dominar los mercados, las acciones colectivas determinadas por esta racionalidad definen una estructura de precios que permite orientar el uso y remuneración de los factores de una manera suficientemente cercana a las necesidades sociales y a sus contribuciones relativas, generando así un equilibrio macroeconómico equitativo y un nivel aceptable de bienestar social…, (ése su poder de encantamiento).    Mas una vez alcanzados esos niveles de acumulación y de concentración del capital en pocas manos, las necesidades de acumulación de capital definen una racionalidad que conduce a la sociedad regentada hacia una vorágine de ciclos de sobreproducción y escasez, de desequilibrio entre oferta y demanda y de desproporción en la distribución del producto social, hasta amenazar las condiciones para la existencia de la biosfera.  La acumulación de capital como regente principal de la lógica de la acción colectiva ha alcanzado así un punto de clímax.   Sus equilibrios macroeconómicos son desequilibrios sociales, políticos y ambientales.

3. Breve conclusión

La regulación de la racionalidad capitalista (la racionalidad orientada por la acumulación de capital) surge así como una necesidad civilizatoria.  No vamos a extendernos desarrollando este tema; la naturaleza de este documento no lo permite.  Señalaremos, para orientar su discusión, que hasta este momento han aparecido dos formas generales para regular la racionalidad capitalista:  En primer lugar el intento histórico de regularla desde el estado, con la versión más radical que pretendió substituirla con la planificación de orientación político-técnica (en este modelo se encuentran experiencias con distintos grados de determinación política y técnica), hasta las más reformistas, tales como la conocida “planificación indicativa” con la que el estado establece condiciones e incentivos de retornos de capital particulares que la corrigen, o la “asistencialista”, que busca corregir los desequilibrios en la distribución del ingreso social con gasto público.  De más está decir —a estas alturas de la historia— que ambas modalidades, con sus distintas composiciones de factores, no lograron el objetivo de alcanzar el equilibrio económico que sus sociedades demandaban.[7]

En segundo lugar, los desarrollos tecnológicos de los últimos años están creando capacidades colectivas de comunicación e interacción que debidamente organizadas permiten generar condiciones de oferta y demanda soberanas, de necesidades de consumo e iniciativas e inventivas de producción independientes de la capacidad de acumulación de capital y de las remuneraciones por ella definidas entre sus gestores.  Abriendo así la posibilidad del nacimiento de una nueva racionalidad emancipada de las urgencias de la acumulación de capital.  En este momento, el genio, la sagacidad, el talento colectivo tienen accesibles nuevas capacidades y opciones para organizar la producción colectiva.

Así explicada la organización productiva que viven las sociedades contemporáneas, la lectora y el lector podrán imaginar las múltiples combinaciones que se abren, con distintos grados de composición de factores, que estas dos grandes formas generales de regulación de la acumulación de capital abren para nuestras sociedades.


[1] – “La crisis económica actual: una visión desde la economía política”, Revista Ciencias Económicas, Vol.26, N°2, segundo semestre de 2008, pp.71-103, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Costa Rica,

 http://revistas.ucr.ac.cr/index.php/economicas/article/view/7138/6822

[2] – “Fundamentos hipotéticos para investigar la crisis económica contemporánea”, Revista Ciencias Económicas, Vol.30, N°2, pp. 89-130, segundo semestre de 2012, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Costa Rica.

http://revistas.ucr.ac.cr/index.php/economicas/article/download/8008/7630

[3] – “El capital a escala global-nacional y el malestar de las naciones”, Revista de Ciencias Sociales, N° 162, IV, 2018, pp. 107-115, Universidad de Costa Rica, San José.

https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/sociales/article/view/36585 , enlace Kerwá:

http://hdl.handle.net/10669/77359

[4] – Artículo publicado originalmente en el periódico digital “Nuestro País” bajo el título “Algunas consideraciones desde la perspectiva de las ciencias económicas al voto 18-019511 de la Sala Constitucional sobre el Proyecto de ley con #20.580 del expediente legislativo.” (el 17 de enero del 2019) conjuntamente con el análisis jurídico del mismo voto por parte de Walter Antillón en el artículo http://www.elpais.cr/2019/01/17/derechos-humanos-y-fondos-publicos/.  Luego, con las transformaciones del caso fue publicado en la revista  Oikos Polis, revista latinoamericana de ciencias Económicas y Sociales, Vol.5, No.2, julio-diciembre, 2020, Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales “José Ortiz Mercado”, Santa Cruz de la Sierra, pp.1-20, bajo el título, “Los paradigmas de la Economía y el Neoliberalismo Económico”,  https://www.iies.uagrm.edu.bo/la-acumulacion-de-capital-transgresora-de-la-organizacion-economica/

[5] – “La acumulación de capital trasgresora de la organización económica”, Revista de Economía Coyuntural, No.3, Vol.4, julio-septiembre, 2019, Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales “José Ortiz Mercado”, Santa Cruz de la Sierra, pp.57-110.

[6] – “Racionalidad Capitalista y principio económico”, Revista de Ciencias Económicas, Vol. 39, Núm., 1, (enero-junio), 2021, Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad de Costa Rica, pp. 57–70,

https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/conomicas/article/view/47629

[7] – En el artículo del 2012 se discuten las principales dificultades que enfrentan estos modelos para alcanzar un equilibrio virtuoso que se aproxime de mejor manera a las necesidades históricas del momento.

Acerca de sreuben

Economista y Sociólogo
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